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miércoles, 29 de mayo de 2013

TIPOS DE ROPA INTERIOR






ESTOS SON LOS TIPOS MAS COMUNES

El camison

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ROPA INTERIOR FEMENINA

    Las referencias a la ropa interior antes de ello son escasas. Las romanas y las griegas usaban una prenda llamada subligaculae (fíjese el lector en los formantes subli y culae y habrá desarrollado su primera etimología latina) que simplemente se envolvían alrededor de las caderas sin que pasara necesariamente por la parte que el médicoalemán temía se pudiera podrir. Los senos se hacían vivaces con otro trapo envuelto llamado strophium, que, según la moda y el deseo de incitar o aburrir, se podía hacer que realzara o aplanara.

 Desde le Edad Media existió un camisón de lino, una especie de pavoroso rectángulo que se llevaba debajo de la ropa y que como una piyama de niño de novela de Dickens dejaba asomar un par de piernas que solo podían despertar deseos sexuales en aberrados que se veían incitados por los ahorcados. Las chemises se usaron por siglos; tanto pobres como ricos, hombres y mujeres, no se quitaban, estaban allí para absorber toda clase de efluvios corporales diurnos y nocturnos, y de la limpieza y finura de la tela se podía inferir la posición social del usuario. Las únicas chemises incitantes fueron las de Las tres Gracias en La Primavera de Botticelli, hechas de una tela delicadísima y traslúcida, pero dudo mucho de que fueran las mismas que usaban las verduleras en las plazas.

Los primeros interiores descritos para la venta vienen a aparecer en un catálogo de Sears de 1922: dos tubos largos que se debían ajustar en cada pierna por separado y que se unían en la cintura dejando aún a la feliz sonrisa respirante al aire libre, porque si bien se juntaban arriba, en la parte de abajo aún seguían el consejo de ventilación del médico alemán. Las bailarinas de cancán que dibujó con gusto Toulouse Lautrec fueron las primeras que cosieron la rajadura entre las piernas, porque como francesas no querían sonreírles a sus clientes ni siquiera con ese órgano dichoso y libre.
Pero si la sonrisa vertical corrió libre y a las carcajadas por más siglos y lugares de los que pudiéramos documentar, el volcán de tus senos, los dos vivaces venados, vivieron vidas de miseria constreñidos de maneras pavorosas. Si las feministas se tomaran el tiempo de leer la historia, deberían quemar los cucos, verdadera imposición moderna, porque el brasier es más bien una especie de liberación de lo que lo precedía: los corsés. Los primeros de los que se tenga noticia en las cortes de los luises en Francia eran brutales.

Cien años después se seguía usando el corsé, pero de una manera muy distinta. En las versiones victorianas de 1850 se ve que ahora tienen la forma de un reloj de arena, como segmentando la mujer en dos naturalezas, una divina de la cintura para arriba y una mundana de la cadera para abajo, lo cual correspondía a la visión de la época de la mujer como un ser doméstico y al tiempo mágico. A diferencia de los corsés de la época de los luises, estos enfatizaban los senos que volvieron por un instante a ser deseables.

Lo que quedó al descubierto con los nuevos corsés bajos fueron los senos, que gracias al buen hado no habían desaparecido. Pero a los dos venados no les estaba destinado un minuto de libertad. En 1914 aparece el brasier, una prenda que su inventora había armado con dos pañuelos y un cordón, y el corsé, que fue dominante por más de 200 años, no se volvería a ver hasta 1980, cuando Chloe y Victoria’s Secret lo vuelven a presentar como un juguete sexual. Los senos ahora eran un órgano sexual en sentido propio y un par de astas femeninas para embestir el mundo. La década de 1950 llevaría este ideal de los senos como misiles teledirigidos por la mirada delineada de la mujer a la perfección con los brasieres cónicos. hay que recordar que Madonna en su Blond Ambition Tour de los noventa se quitó un camisón para dar un concierto en un brasier cónico metalizado. “La ropa interior —se dijo entonces— es más provocativa que la piel desnuda”.